Túnez

TunísiaFronterizo con Argelia al oeste y con Libia al sureste y bañado por el mar mediterráneo con 1.300 quilómetros de costas. La capital es la ciudad de Túnez. Es un estado musulmán de 10,5 millones de habitantes.

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Túnez supuso mi primer encuentro con el tatuaje tradicional.

Fue en este lugar donde en mi interior más intimo se generó el profundo respeto y la necesidad de conocer y amar otras culturas, otros tatuajes.

Las mujeres cruzaban rápidas por las estrechas calles . . . curtidas por el sol y envueltas por grandes telas, mostraban sus pequeños y suaves tatuajes faciales, en una mezcla de orgullo y extrañeza. Bastó una mirada para sentir con intensidad la conexión entre pieles. Todo ello se inició allí, en Douz, compartiendo comida y risas; ya nunca mas nada me podría detener en la búsqueda de sus miradas, de mujer a mujer, de complicidad, de sufrimiento, de sabiduría, compartiendo tatuajes y siglos de vida.

Sus tatuajes son relativamente pequeños y siempre de figuras geométricas. Es casi imposible adivinar la forma original del dibujo, debido al paso de los años y sobretodo al método utilizado para tatuar: primero efectuaban la herida con espinas de arbustos, preferentemente con espinas de rosas, seguidamente frotaban la tinta en la herida abierta, adquiriendo así un tono gris oscuro con líneas poco definidas. No tenían por costumbre de repasarse los tatuajes y eso provocaba que con el paso del tiempo nada mas se podía apreciar una mancha tenue.

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La encargada de hacer los tatuajes era la madre o la abuela, aunque también podía ser alguien especialmente apreciado por la familia. Al poco de nacer se hacían los primeros pequeños tatuajes, muy cerca de los orificios de la boca o de la nariz. Lugares importantes donde se comunican el interior con el exterior y por donde se creía que los malos espíritus se introducían y envenenaban a los recién nacidos hasta la muerte. El segundo tatuaje se realizaba cuando la niña se hacia mujer, normalmente en la frente, barbilla y también podía ser en las manos: ahora ya más grandes y elaborados. En alguna foto antigua he visto preciosos tatuajes alrededor del ombligo. Como ya he comentado anteriormente, a veces son tan sutiles que podrían incluso pasarnos desapercibidos, puesto que no tenían costumbre de repasarse los tatuajes.

En la actualidad es muy difícil ver mujeres tatuadas menores de 50 años, evidentemente los tatuajes son anteriores a la llegada de la religión musulmana. Cuando estos pueblos eran animistas y sus creencias permanecían cercanas a la naturaleza, el tatuaje entonces era apreciado y valorado.

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Las fotos que aquí os muestro son de mujeres de Douz y Chibika. Era difícil acercarse a ellas, pero si conseguías entablar amistad con el cabeza de familia, te abrían generosamente las puertas de su hogar. Las casas siempre estaban llenas de mujeres atareadas y agradables, deseosas de saber y siempre dispuestas a invitarte a disfrutar de su casa y sus alimentos, la complicidad era pues rápida. Los hombres con los que pude tener contacto no llevaban tatuajes.

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Las fotos monocromas son del libro Femmes d’Afrique du Nord: Cartes postales (1885-1930). En una de les tres postales aparece una mano totalmente tatuada. Jamás he conseguido ver personalmente algo tan precioso.

TunísiaFemmes d’Afrique du Nord: Cartes postales (1885-1930)